The Westlands, de La Rueda del Tiempo


En nuestro viaje por la literatura fantástica más clásica es obligado hacer referencia a James Oliver Rigney, Jr., conocido mundialmente en el mundo de la fantasía por su seudónimo Robert Jordan, indiscutiblemente el último de los grandes maestros de la misma. Su colosal ciclo de La Rueda del Tiempo, compuesto finalmente por nada menos que quince novelas, y que por una desgraciada enfermedad no pudo ver concluido a falta tan solo del último de ellos, A Memory of Light (que por su extensión ha sido dividido en dos y cuya escritura, una pesada responsabilidad pero gratificante labor, ha recaído en uno de los nuevos talentos del género, Brandon Sanderson) es la última de las cumbres de la fantasía entendida desde la perspectiva que dibujó el maestro Tolkien.

Es difícil hacerse a la idea, sin haber leído la obra en su totalidad, del enorme desarrollo y profundidad del mundo imaginado por Robert Jordan para La Rueda del Tiempo. Baste decir que casi sus últimos veinte años los dedico casi en exclusiva a escribir la que sería la obra de su vida. Poniendo por delante que este ciclo no es santo de mi devoción (he intentado hasta en tres ocasiones meterme de ello en él, y la prosa de Jordan no ha logrado engancharme), hay que reconocer la grandeza del mismo. Una inmensa legión de fieles lectores de todas las edades y condición no pueden estar equivocados. Para ilustrar estas líneas he seleccionado un espectacular mapa de las tierras de Occidente, parte del mundo de La Rueda del Tiempo. El mapa es obra de Immolate, apasionado lector de La Rueda del Tiempo y miembro insigne del siempre genial Gremio de Cartógrafos. Disfrute usted, amable visitante, de esta joya cartográfica.

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