La Era Hiboria

Cuando Robert Ervin Howard, la mañana del 11 de junio de 1936, se volaba la tapa de los sesos con un Colt del 38, no podía imaginar, ni de lejos, el alcance asombroso que tendría su obra en los años venideros. Autor de relatos históricos y de aventuras durante la Edad de Oro de la literatura Pulp, creador de personajes memorables (el rey Kull de Atlantis, Solomon Kane, Sonia la Roja…), dejó este mundo habiendo apenas logrado ganarse la vida escribiendo. En verdad entonces resultaba inimaginable que uno de sus personajes, Conan el cimmerio, se convertiría en uno de los personajes de ficción más celebres y conocidos en todo el mundo. La figura de Conan saltó de las páginas en blanco sobre negro de los relatos de Howard y llegó a todos los formatos posibles. Conan es ya mucho más que un personaje, es un mito. Posiblemente la inmensa mayoría del mundo sepa más del personaje gracias a las adaptaciones al cine o al comic que a los relatos de Howard. Fenómeno este que se reforzará en breve ante el estreno de la nueva adaptación cinematográfica del personaje que se estrenará en breve. Y en verdad es una lástima que el público no se acerque a los relatos de Howard, porque son sencillamente geniales. La fuerza del personaje brilla con toda su pureza en palabras de su padre y creador. Si alguno de ustedes, amables visitantes, tiene la oportunidad de hacerse con los relatos de Conan no deje pasar la oportunidad. Jamás se arrepentirá.

Dicho esto, hoy en Hic Svnt Dracones nos detendremos en el mundo de la Era Hiboria, el escenario de las andanzas de Conan. El mapa que ilustra esta entrada nos muestra el mundo Hiborio en todo su esplendor. Un mundo que, en la “mitología” creada por Howard, no es otro que el nuestro en un pasado lejanísimo; situado en el tiempo en un periodo anterior al gran cataclismo que dio forma al mundo que hoy conocemos y cuyos pueblos y naciones no son sino antepasados de los pueblos y naciones de nuestro propio mundo. Queridos visitantes, disfruten ustedes de la Era Hiboria. Y háganlo recordando las palabras con las que comienzan las Crónicas Nemedias:


“Sabe, oh príncipe, que entre los años en que los océanos anegaron Atlantis y las resplandecientes ciudades, y los años de aparición de los hijos de Aryas, hubo una edad no soñada en la que brillantes reinos ocuparon la tierra como el manto azul entre las estrellas: Nemedia, Ophir, Brythunia, Hyperborea, Zamora, con sus mujeres de cabellos negros y sus torres de terrorífico misterio; Zíngara, con sus caballeros; Koth, que hace frontera con las tierras de pastos de Shem; Estigia, con sus tumbas guardadas por sombras; Hyrkania, cuyos jinetes llevan acero, seda y oro. Pero el más orgulloso reino del mundo es Aquilonia, que reina suprema en el dormido occidente.

Y allí llegó Conan, el Cimmerio, cabello negro, adustos ojos, espada en mano, ladrón, asaltante, asesino, de grandes tristezas y grandes alegrías, preparado para pisotear con sus pies calzados con sandalias los enjoyados tronos de la Tierra.”