La Saga de Los Confines



Haciendo caso de las siempre interesantes sugerencias de los visitantes de esta bitácora, de la mano de Fandemampato les traigo hoy los mapas del universo de “La Saga de Los Confines”, saga literaria de género fantástico de la escritora argentina Liliana Bodoc. Anoto esta trilogía publicada en España hace algunos años de la mano de la editorial Edhasa (está anunciado un cuarto libro de relatos en este universo fantástico, aunque independiente de la historia principal) en lista de lecturas futuribles. Hasta el momento en que pueda dar una opinión más fundada de la misma, destacaré lo que más me ha llamado la atención de la misma. A pesar de que la trilogía de Los Confines narre el ya clásico y manido enfrentamiento entre las fuerzas del bien y del mal, en esta ocasión lo hace en un escenario distinto al habitual. Y es que Liliana Bodoc ha tomado el asombroso episodio histórico de la conquista de América para, con el conveniente maquillaje, convertirlo en el escenario de la historia. Evidentemente, como viene siendo habitual cuando se trata de obras escritas en la América española, los invasores (trasunto de los españoles-europeos) son los malos de la historia, mientras que los invadidos (pueblos indígenas americanos) son los representantes del Bien. 
A pesar de que como historiador de profesión este latiguillo me chirrie, no es óbice para que la obra de Liliana Bodoc me haya llamado la atención. Desde esta bitácora siempre he roto una lanza a favor de las obras de género fantástico escritas en castellano, vengan de donde vengan. Que se note que los que manejamos la lengua de Cervantes tenemos no solo la calidad literaria (que eso está más que demostrado desde los tiempos de Lope de Vega y Cervantes), sino un acervo cultural riquísimo que debe de ser explotado. Respecto a los magníficos mapas que ilustran esta entrada, que es de lo que trata esta bitácora, representan los dos principales escenarios de la historia (Las Tierras Fertiles/América y Las Tierras Antiguas/Europa) y son obra del ilustrador argentino Gonzalo Kenny. Estos y muchos más mapas de una calidad excelente pueden ser encontrados en la bitácora del ilustrador y en “El Arte de Los Confines”, en la que amén de los mapas podrán ustedes encontrar una gran cantidad de información sobre la saga de Liliana Bodoc.

Comentarios

  1. Tengo los mismos sentimientos que tú con esta trilogía: la tengo en la cola de lectura, parece interesante, atrae que sea en español. pero que los conquistadores eran malíiiisimos...

    Bueno, no a todos los escritores les vamos a pedir que manejen el gris como R.R. Martin, pero quien guste de malvados en la historia de la conquista de América podrían echar un vistazo a la precisa labor de exterminio practicada por los anglosajones en la parte norte del continente.

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  2. Me alegra escuchar esta cuestión sobre una autora hispanoamericana dentro del género. Sin duda es genial. En cuanto a que les siente mal qu el conquistador sea el bicho malo de turno, se puede decir que estos no eran unos niños de pecho, aunque tampoco los nativos eran unos angelitos. Para ser sincero cualquier conquistador o explorador sera mal visto por lo locales. Por otro lado, tambien te puedo decior porque lo estoy estudiando ahora, que la mayoria de los hispanos no conocemos muy bien nuestra historia, en la primaria y bachillerato se nos da una version edulcorada, que en gran medida es producto de esas guerra posteriores a la guerra de emancipacion, y que en gran medida fueron igual de cruentas y muy destructivas.

    Por ejemplo aqui no se sabe, ya lo sé ahora que estoy en la universidad, que durante el periodo colonial los indigenas tenian derecho a autonomia, y como eran subditos del rey porque habían hecho los pactos requeridos, eran los hijos predilectos del mismo. Durante la pacificacion de mi país después de 1819 Pablo Morillo llego a respetar a los pueblos indigenas que le negaban el paso, los rodeabas. Tambien los negros eran esclavos pero poseian muchos más derechos. Serian los blancos criollos que luego les quitarian todos esos derechos que la corona le habia garantizado.

    Por otro lado recuerda que la mujer esta tratando de vender el libro aqui, mal le iria si los invasores que representan a el viejo mundo fueran los chicos buenos, hasta yo haria lo que ella hizo. ( me meteria mas en un terreno gris) pero así es el mercado.

    Y para cerrar muchos de los hispanos no sabemos de donde venimos, o no lo tenemos claro, ni en donde estamos y por lo tanto a donde vamos.

    así que no se mosqueen mucho, leanla y luego cuenten que les pareció.

    Y, si los anglosajones eran unos miserables, aun lo son.

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  3. Creo que me ha malinterpretado usted maese William, puesto que no he dicho que me moleste que el “malo” de la historia sea el conquistador; he dicho que me “chirría”. Partiendo de la base de que cada escritor es muy libre de asignar los papeles de su historia según le venga en gana, como historiador que soy de formación la elección en este caso particular me hace gracia, y no por original precisamente (la definición de los conquistadores bestiales y cortos de entendederas frente a los indígenas remado del buen salvaje son de traca).

    Cuando hace ya dos siglos se comienzan los procesos de independencia de las actuales naciones hispanoamericanas, y se crean nuevas conciencias nacionales, se hacen tomando uno de los dos caminos posibles. El primero de ellos, el que no se tomó, habría sido el de declararse herederos de los conquistadores españoles, dueños legítimos de esa tierra por el sacrificio de sus ancestros (la puñetera realidad, puesto que los artífices de facto de la independencia no fueron los pueblos indígenas sino los criollos que querían librarse del control peninsular). La otra opción fue la de identificarse con los pueblos indígenas, dueños ancestrales de América (a los cuales se les preguntó bien poco su opinión al respecto). Una vez elegida esta vía el siguiente paso fue el de “demonizar” a los conquistadores españoles para diferenciarse de ellos y hacer así legítimas sus reclamaciones. En fin, eso es lo que pasó, ni más ni menos.

    El caso es que por estas cosas de la historia una parte de los “españoles de ambos hemisferios” (así reza de forma muy bella en la Constitución de Cádiz de 1812), la oriental para ser exactos, se han amputado una parte vital de su historia. Y si, es cierto, la conquista de América tiene episodios de especial brutalidad (toda conquista es por definición un acto violento y brutal), pero negar la grandeza de la epopeya de esas magníficas bestias que fueron los conquistadores españoles es un acto de ignorancia e injusticia a partes iguales. Y no querer aceptar la parte de miseria y grandeza que conlleva es como negar a nuestro pare para solo querer saber de nuestra madre. En mi humilde opinión el día que los pueblos hispanoamericanos acepten su herencia en su totalidad, hijos tanto de la conquista como de un mestizaje sin precedentes en la historia, habrán dado el paso adelante que necesitan para ocupar su auténtico puesto de relevancia en el planeta.

    Lo que no le negaré a usted, maese William, es que visto el panorama político imperante en Hispanoamérica si uno quiere vender libros ya sabe a qué carro debe subirse. Ojalá algún día las tornas cambien y tanto usted como yo podamos sentirnos igual de participes de ese asombroso pasado común.

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  4. Me parece que los comentarios acá expresados pierden de vista la obra en sí. El libro no cuenta la historia de las Américas; es un libro de fantasía. Es cierto que se pueden percibir muchos puntos en común con la llegada de los europeos a América, pero el relato toma otra dirección. Acá los "malos" no son los habitantes de las "Tierras Antiguas" (cuyo mapa se parece a Europa), sino un ser demoníaco que esclaviza a los pueblos originarios de las Tierras Antiguas y que luego se lanza a la conquista de las "Tierras Fértiles" (cuyo mapa se parece a las Américas).

    Aunque sin duda la batalla entre el bien y el mal se ha contado mil veces, en este caso se siente un sabor americano bastante particular. Los paisajes que describe, los nombres que utiliza, los pueblos que protagonizan la historia, todo eso resuena de forma muy natural con los paisajes, nombres y pueblos de América. Con esta trilogía, la fantasía épica ha dejado de deudora casi exclusiva de la mitología escandinava y anglosajona; Liliana Bodoc ha sabido inventar un mundo de fantasía que, de alguna manera, nos conecta con nuestras propias raíces latinoamericanas.

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